Deja que las hormigas recorran tu cuerpo y te devoren, que las mariposas nazcan en tu estomago y vuelen hasta salir por tu boca.

2.3.13

Impotencia

Digamos pues que la angustia me ha llegado a los pies,
y le ha dado tiempo de recorrer mi cuerpo dos veces.
Que la rabia me pincha debajo del pulmón.
Y que una vocecilla que entra por mi oreja y
hace eco en mi cabeza me pide piedad para aquellos
que no dan lo que reciben.
Todo ese cúmulo de infortunios crean en mi interior
una musiquilla que altera mi ritmo cardiaco.
El compás de mi corazón se acelera y
la sangre corre a toda prisa por mis venas,
quemandome la piel.
Es un fogonazo que prende mi cuerpo,
que me sonroja las mejillas
y me parte en dos.
Es la impotencia de pensar en un porque
que no anda por si solo.
De mirar por quien no mira
y ser siempre la bala caida.
Yo siempre tirita de otro cuerpo,
y, ¿ quien tirita por mi?
Quien absorve el frio de mis huesos
¿y no me deja morir?

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